Su mala reputación es infundada. Apenas aumenta el colesterol y es un alimento impecable.
"¿Huevos? No más de tres por semana, que tienen mucho colesterol". ¿Cuántas veces lo hemos oído en casa? Es el momento de hacer justicia con el huevo y para ello, nada como superar creencias basadas en planteamientos científicos no suficientemente revisados. Los huevos, cierto es, contienen una considerable cantidad de colesterol, esterol (un tipo de grasa) imprescindible para el organismo humano que, sin embargo, en cantidades excesivas favorece las enfermedades cardiovasculares. Pero la hipercolesterolemia (a partir de 240 mg de colesterol total por cada decilitro de sangre, mg/dl, aunque 220 mg/dl en los análisis de sangre ya suponen llamada de atención del médico), lo que se conoce como tener alto el colesterol, es consecuencia no tanto del consumo de un alimento como de la dieta en su totalidad y de otros factores, como los hábitos de vida o la predisposición genética de cada persona.
Un huevo... de virtudes:
Es un alimento esencial en la dieta, porque contiene abundantes (13%) proteínas de gran valor biológico, hasta el punto de que se toman como patrón para determinar la calidad proteica de otros alimentos, ya que contienen en una proporción perfecta los aminoácidos esenciales que necesitamos. Recordemos que nuestro organismo no puede sintetizar proteínas si falta un solo aminoácido esencial. El aporte de grasas (11%) se concentra en la yema, y predominan las insaturadas sobre las saturadas, un perfil lipídico saludable. Destaca también el contenido en vitaminas A, E y otras hidrosolubles, y en minerales como fósforo, sodio -es uno de los alimentos de origen animal más rico en este mineral-, zinc y selenio. Algunos de estos últimos nutrientes, de gran importancia en la dieta diaria, los ingieren en cantidad insuficiente no pocas personas. El huevo es, asimismo, buena fuente de vitamina D (liposoluble, en la grasa de los alimentos), que se puede sintetizar en la piel cuando el cuerpo recibe la luz del sol pero en personas enfermas o que salen poco de casa, el aporte dietético del huevo puede ser clave. Pero no todo son virtudes: el huevo es el alimento más alergénico en niños de 1 a 2 años, si bien lo más común es que acaben tolerándolo uno o dos años después. La proteína de la clara es la de mayor poder sensibilizante, pero la alergia puede también causarla la yema. Durante la fase activa de la enfermedad está contraindicado cualquier alimento con huevo y han de evitar ciertas vacunas que han sido incubadas en este alimento.
Información de: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentos_a_debate/2009/11/28/189497.php
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